Un concepto que transciende a la especie humana, al universo, a las relaciones, a los inventos y a las matemáticas. Ese lugar geométrico de la técnica y otras ciencias sociológicas. Hoy y por siempre, contamos con su excelencia El Círculo.
El de Bellas Artes y de Lectores. El Polar Ártico y el de Capricornio. Por su superficie o volumen, la cabeza, la cara, los ojos, el embarazo, y los glúteos. El Sol, La Luna y los planetas. El donut, el huevo frito, la pizza y la hamburguesa. El protocolo y las caretas. Las gónadas masculinas.
Empecemos por desinfectar la rueda capitalista, un entrelazamiento de comida basura, diagnósticos erróneos y fármacos por doquier, así como obsolescencia programada para erradicar a los estrenados retirados succionadores del sistema, es decir, no rentables. Mención especial al financiero, donde sus roedores giramos sobre inversiones back-end, transacciones abstractas, bitcoins y productos más allá de la creatividad.
Urbanismo. El crecimiento demográfico genera tráfico y polución, así como tiempo de valor no agregado. Circunvalaciones, aglomeraciones, estrés y gasto inútil. Pérdida de tiempo, de calidad de vida y disfrute. De este círculo si que merece la pena salir. Sólo los coches autónomos, dígase dormitorios, oficinas o espacios lounge ambulantes, extraería la enquistada perspectiva.
El anfiteatro, estadio y circo relucen entre historias de la civilización. Entretenimiento, castigos, y decisiones emblemáticas. Y otras mesas redondas donde reyes y políticos se revolcaban como en camas redondas donde gemir sus peyorativos. Alejándonos de macizos radiales, edificios estandarizados como prismas rectangulares. Más que envases habitables, colmena de sarcófagos hipotecados.
El invento de la rueda, que merecía un premio Nobel, ha sido uno de los más revolucionarios en el transporte de personas y carga. Algunos predicen su extinción en decenios, y sustitución por tecnologías wheel-free tipo magnéticas, voladoras o acuáticas. También varios ancestros redondos y en redondel, como el molino, la polea, los engranajes, la turbina, el globo, o el paracaídas.
La naturaleza es sabia. Círculos, espirales y series divergentes. Caparazones, amonites del Jurásico, las flores y las gotas. Fibonacci, Pi y el Número Áureo. Funciones óptimas en distribución de fuerzas y ecualización de energía. Obras de arte por amor al arte.
El vicio de la tecnología y su eficiencia. Trastornos de inmediatez combinados con la sensación de control, dejando en jaque a muchos trabajadores con un futuro ciego. Mientras que en el auge de la información y su visualización, los diagramas circulares son la ayuda perfecta para explicar fenómenos como los ciclos de mejora continua de procesos, la transformación de estados del agua, así como gráficos de burbujas categóricas en analítica de datos, entre otros.
Emprendimientos. El círculo operacional de organizaciones y proyectos. Desde las ventas, costos, márgenes, dividendos, hasta la reinversión de ganancias en tangibles estratégicos e innovación. Kick-off, acaparamiento de mercado, valoración y crecimiento. El "biznes" es una bola de nieve: comienza pequeña, rodando de a poco, agarra lo mejor del camino, adquiere una inercia, y se mueve en automático. Eso si, sobre una pendiente pum para arriba.
Para redondear, el círculo y su identidad multidisciplinaria está grabado en el eco de nuestras almas. Caminar en su plural para analizar, si, correcto, siempre que brillemos en cada paso. Dibujemos y ampliemos nuestro círculo con su radio de influencia y arcos a la vista. Abocados al gerundio. Sigamos circulando.