La Casa Nostra


Las familias somos muy iguales y muy diferentes. En toda dinastía, existe lazos que nos unen -más allá de los genéticos-, relaciones dependientes multigradiente, tradiciones y protocolos no escritos. Las visiones divergen según sea el hijo, el padre, o el abuelo. Extiéndase al sector femenino y a los no puramente sanguíneos. En muchos casos, las buenas y mejores amistades actúan como tales parientes.




Nada más nacer, estamos sometidos a toda serie de mandatos sin poder decir ni una sola palabra de facto. Te visten, te educan, te moldean, y no podemos hacer nada mas que asumirlo y patalear, incluso hasta el día de hoy. Ratones expuestos a una programación cerebral concienzuda hasta mi pubertad...o más.

Hermanos. Colegas preferenciales. Compartir habitación, juguetes, ropa, maquillaje, hasta el novio. Para lo bueno y para lo malo, es casi un matrimonio. Se aman peleandose a la vez. Inevitables las comparaciones, los celos y la puja afectiva.


En el otro lado, aquel hijo único estampado con el cartel de "el mimado". Altos niveles de exigencia, de independencia casi soledad saciada de grandes amigos, sumados a la carga de sueño-proyecciones de toda índole, frecuentemente sometido a responsabilidades no otorgables a otros miembros del clan.

Padre de tu padre, hijo de tu hijo. Un  entorno de variable edad que determina el cambio en la foto de familia. El alumno ya esta más cerca de su profesor...hasta que adelanta en el camino sin carrera, pero con más velocidad, reflejos y lucidez. El ser cuidado ha sido formado para ahora cuidar en la meseta de su ciclo vital. Tanto el padre como la madre, consumidor y evaluador de su artificie educativo.


Y por supuesto, el incalculable valor del abuelo, suavizador de conflictos, palabras en su punto, con ese toque emocional pacificador, acomodando lo mal gestionado, siempre sonriente a pesar del mal trago que "sus niños" le hacen pasar.

Si tienes que mantener y mejorar el negocio familiar, no es todo color de rosas solo por no pasar la entrevista. Lidiar con conceptos de antaño duros de ser actualizados -evitando mencionar la asignatura de informática-, además de callar y escuchar -porque lo que dice el padrino es sagrado-. Ahora bien, si esa no ha sido la opción, otra bonita senda te espera. Un buen perfil bien condimentado, sonrisas y networking, porque ahí fuera te espera ese circo llamado mercado laboral.


Finalizando con el banquete de ideas, un motivo de reunión para las familias más atascadas: La comida. Ya sea en fechas señaladas o cualquier evento, siempre estaremos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos mientras especulemos con esa mesa de olores, colores y sabores.

Ese recinto común donde nos regocijamos con tranquilidad: el hogar, llámese la casa. Calor, cariño, paz (o no), la cama, el sillón que ha adoptado nuestra forma, el baño, la comida de mamá/abuela...un innumerable listado. Se nos viene a la cabeza esa frase, sobretodo estando de viaje: "Como en casa, en ningún sitio". Amén.