E-nteligencia, el pensamiento sentido

La comunidad científica siente intriga por la fuente de su propia existencia, por el motor axiomático que caracteriza la curiosidad por el saber, descubrir y conocernos a nosotros mismos. La inteligencia. Las múltiples inteligencias. Propiedades genéticas intrínsecas con la opción de ser desarrolladas a través del entrenamiento. Un gran debate en materia de educación. Métodos personalizados para la mejora de las características individuales, frente a un sistema plenamente uniforme, de voto y gestión sin complicaciones.

Varias son las definiciones de inteligencia fundamentadas en los aspectos cognitivos como la memoria, el análisis espacial o el musical. El boom de la inteligencia emocional definió su rol esencial en el razonamiento. El cerebro y su evolución nos desvela la respuesta al conflicto entre razón y sentimiento. Desde el núcleo hasta la corteza, el Órgano gestiona las  funciones vitales, las emociones y el pensamiento racional. Sin lugar a dudas, el estado de ánimo influye en la percepción de la realidad y el pensamiento crítico. Son las emociones desde dentro las que lideran la toma de decisiones.


Sumado a las sensaciones que nos decantan hacia uno u otro lado, existe el aprendizaje por haber tropezado con la piedra, por jugar con fuego y quemarnos, para dar como resultado decisiones de valor agregado. En pocas palabras, por cometer errores y solventarlos. Esto tan ligero de decir y duro de aplicar se basa en una suculenta praxis: analizar el ayer para mejorar el ahora y el mañana. El campo de las matemáticas que hurga en estados anteriores para predecir y perfeccionar comportamientos futuros es la estadística. Malas lenguas definen la estadística como una rama incomoda de los números. Presenta propuestas al surgimiento de eventos mas que soluciones tangibles, asociadas a nuestra ignorante linealidad. Probabilidad de reacciones en función de unas señales de entrada. Actuar según las experiencias técnicamente un historial de procesos que evoluciona hacia la minimización de errores. En los humanos, pautas y actitudes apostilladas durante el crecimiento, y en las máquinas gracias a la instalación de tareas preprogramadas o algoritmos de autoaprendizaje.


Inteligencia artificial. Una ciencia multidisciplinaria basada en la estadística
que combina la informática, el tratamiento de datos o data mining, la modelización de redes neuronales, y la filosofía, entre otras. Aplicaciones como la gestión de sistemas, reconocimiento de escritura y lenguaje, así como la detección de imágenes o patrones cíclicos financieros, son implementados en campos como la medicina o la economía. Destacado pero ya poco novedoso, el sector del marketing digital, encargado de explorar a los consumidores a través del análisis de nuestras preferencias de navegación, situación geográfica, conversaciones, o tweets, nos ofrece un abanico de compra a la medida de cada paladar.

La Revolución de La Automatización ya esparció sus semillas sin casi levantar sospechas. La nueva generación de empleados eficientes, procesando 24 horas sin fatiga, que ejecutan y aprenden sin cuestionar, que no necesitan vacaciones, sin gremios ni sindicatos, ya están siendo producidos. Trabajos administrativos, cadenas de montaje, servicios y de otros sectores, podrán ser asignados a sistemas automáticos de ínfima desviación estándar. Algunos optimistas comentan que la destrucción de unos puestos generará otros de extrema especialización, además de agrandar la brecha social y finiquitar a la clase media. Los recién estrenados pagadores de impuestos serán testigos del robo progresivo de sus salarios. Si abundan las máquinas, menos personas tributaran, y por lo tanto, un aumento de las contribuciones para compensar la escasez de personal. Resumiendo, una caída total del poder adquisitivo y otras convergencias macroeconómicas negativas. Por otro lado, el bando de inversionistas defenderá que el impuesto extra por la utilización de sistemas automatizados es exagerado, alegando el beneficio en productividad. Mientras tanto, usemos las redes sociales para fomentar el evento "Calvo popular para desempleados con el culo al aire".


Saber que las máquinas no tienen emociones me deja dormir en paz,
aunque no pegaré ojo hasta encontrarlas en personas artificiales. Los valores éticos y tesoros humanos como la intuición, el afecto o la creatividad, no pueden ser trasplantados por arte de magia. Nuestra raza tiene y tendrá el monopolio de pensar con la cabeza y sobretodo con el corazón. Mi placer como ingeniero de no otorgarle el lujo de sentir a unos bichos electrónicos. Me daría miedo contemplar que la ficción dejara paso a la ciencia cierta, y de que el futuro ya fuere cosa del pasado.

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